Aún recuerdo esa noche de verano, en la que tú tenías tus brazos rodeando mi cintura, a la luz de los fuegos artificiales, que señalaban que el final de la noche estaba cerca.
-Maldito alcohol- te dije- No debería haber bebido tanto, ahora me molesta el ruido.
+Bueno, pero es bonito, ¿no?
Y fue justo en ese momento en el que me entraron unas ganas terribles de besarte. Y eso hice.

Hola verano. Adiós neuronas.

-Sé que me queda mucho por delante, pero por alguna parte debería empezar…sí, será mejor que empiece ya. No voy a hacer un grafiti que ponga “Tu y yo a tres metros sobre el cielo”, pero sí,  puedo empezar por escribir en el espejo: “He vuelto a por ti,  ya no nos separa nada,  sólo unas cuantas calles. Voy a encontrarte."

Fuera de mi ventana sólo veo coches veloces, motos alocadas, que dejan el tráfico atrás. He aprendido una pequeña verdad, el mundo te quiere rápido para que llegues a tiempo. Te quiere veloz para recordar sólo el sonido de tus pasos y es por eso que cuando te acuerdas que no vas a ningun lado, aceleras.

-Vamonos
+¿Dónde?
-Dónde seamos felices. Tú y yo.
-¿Qué tal suena Paris? Dicen que es la ciudad de los enamorados.

Mira hacia delante y sonrie, saca una sonrisa que te haga más fuerte. Más fuerte que el dolor.

-Creo que tengo una obsesión, todas las noches me pierdo pensando en él.

Esta vez, parece que me ha tocado perder a mí, pero que sepas, que esta es solo la primera batalla, aún me quedan muchas por ganar.

Poque me quieres y, aunque a veces no lo parezca, yo tambien te quiero mucho.