Aún recuerdo esa noche de verano, en la que tú tenías tus brazos rodeando mi cintura, a la luz de los fuegos artificiales, que señalaban que el final de la noche estaba cerca.
-Maldito alcohol- te dije- No debería haber bebido tanto, ahora me molesta el ruido.
+Bueno, pero es bonito, ¿no?
Y fue justo en ese momento en el que me entraron unas ganas terribles de besarte. Y eso hice.
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